martes, 4 de noviembre de 2008


Es inevitable dejar de pensar,

cuando se oye el viento del mar .


Pronunciar lentamente tu nombre en mi oído
Y recordarme lo yo contigo he vivido.


Porque cada lagrima que derramo,
tiene dulce sabor a sal.
Y las sirenas tu nombre en mí oído siempre lo harán sonar.


Me quedó escrito tu nombre en mi piel
Quedaron escritos en mi boca tus besos sabor a miel
Quedó en mi mente lo que contigo viví.


Quedó en mí el sonido del mar.
Quedó en mí el dulce sabor a sal.


Quedó en la arena escrito mi amor.
Y Quedaste tú en mi corazón

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