
En un vestido negro, dejó flores en la tumba de su pasado.
Talvez de luto podía realizar que él ya no estaba en su presente,
Y que sólo estuvo su fantasma alimentado falsas fantasías, envolviéndola en perfumes fatales y deseos, que hasta el momento permanecían inmortales.
Miró las 12 en punto en su reloj y como de costumbre no llegó. No llegó ni a su propio funeral. Llovió sin cesar